Juego de Ajedrez

Con frecuencia me preguntan cómo tomé la decisión de dar el salto al vacío y arriesgarlo todo. Uno de mis socios, David Zegarra, lo respondió de una forma simple y brillante: "Yo ya estaba en el vacío". Pero para dar ese supuesto brinco a la nada tuve que planificar un futuro siguiendo planes bien diseñados y aprovechando todas las oportunidades que se me presentaron. Esto último me llevó a recordar lo siguiente: 

Cuando se habla de emprendimiento poco se habla de estrategia, uno de los factores que traza la linea entre el éxito y el fracaso. ¿Pero a qué me refiero con estrategia? Me refiero que toda persona tiene cierta cantidad de recursos a su disposición: Tiempo, dinero, productos, espacio, etc. 

Todos tenemos retos que enfrentar: enemigos, competencia, incluso muchas veces (por no decir casi siempre) nuestra propia familia. Y todos tenemos que hacerle frente a los desafíos que se dan en diferentes circunstancias, medidas y prioridades. 

Quiero explicar esto contándoles un poco más mi caso. A los 18 años tenía un techo a donde llegar de noche. Sabía que iba a tener un plato de comida para alimentarme, una cama donde dormir, plata - proporcionada por mis padres - para moverme y nadie dependía de mí directamente. En ese momento, lo más estratégico era arriesgarlo todo. No tenía nada que perder. Tenía suerte de estar frente a un escenario perfecto. Quizás, si esperaba más tiempo, mi estrategia debía ser distinta, ya que la vida suele ser cambiante. 

Con frecuencia veo muchos mensajes motivacionales invitando a las personas a dejarlo todo, a lanzarse a emprender sin importar nada y jugársela. A pesar que yo lo hice, quiero recordarles que lo mío no fue un salto a la piscina vacía. Fui estratégico y aproveché las oportunidades que se me presentaron. Y cada persona, con sus diferentes recursos y retos, debe diseñar su propio plan para lograrlo aprovechando sus fortalezas y oportunidades; conociendo sus debilidades y las amenazas que puedan presentarse. 

Creo firmemente que este concepto debe ser más utilizado no solo en el contexto personal de un emprendedor, sino dentro de la misma gestión de negocios. Si bien es cierto es muy bueno aprender ideas, técnicas, modelos y prácticas de otros empresarios y empresas exitosas, siempre recordemos que, para ser verdaderamente estratégicos y tomar buenas decisiones, debemos de traer todo a nuestra realidad, a nuestro contexto del negocio. Una misma decisión puede ser estratégica para alguien más, pero a la vez muy mala para otra.

Seamos un poco mas ajedrecistas y un poco menos eufóricos. No me malinterpreten, yo mismo estoy siempre motivado e inspirado, pero saber cuándo tener la cabeza fría y pensar estratégicamente te hará ganar más batallas de las que crees, y por qué no, la guerra.